La economía ecuatoriana en 2018 creció a un ritmo menor que el año precedente; la previsión de crecimiento del PIB para 2019, de acuerdo con el BCE es de 0.2% (corregido a jun-2019). De acuerdo con el BCE, el crecimiento del PIB en 2018 fue de 1.4%, mostrando una desaceleración frente a 2017 (2.4%).
A abril 2019, la previsión de crecimiento del FMI para el país es: -0.5% para 2019 y 0.2% para 2020. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estima un crecimiento de 0.9% para 2019.
Bajo este escenario, para 2019 la economía va a desacelerarse, pues el ajuste fiscal continuará y es poco probable que sea compensado con inversión privada. Adicionalmente, la pérdida de competitividad no se va a revertir rápidamente.
La demanda interna se ha contraído, pues el consumo de los hogares, que creció 2.7% en 2018 (fue 3.7% en 2017) y representa el 49.3% del PIB por el enfoque del gasto, evidencia una menor propensión a adquirir bienes y servicios. Dado que la inflación es negativa, la variación en el poder adquisitivo de la población se explica por el nivel de empleo; de acuerdo con estadísticas del INEN el nivel de empleo y empleo no adecuado muestran una evolución negativa a mar-2019, pues el empleo cayó a 37.9% (fue 41.1% en mar-2018).
Adicionalmente, en 2018 la economía ecuatoriana registro un déficit en cuenta corriente de USD1,358MM, que refleja la necesidad de reformas para devolver competitividad al sector productivo. Uno de los factores que explican este déficit es el aumento en el servicio de la deuda por bonos soberanos (alrededor de USD 500MM).
El 11 de marzo de 2019 fue aprobado por el Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional [1], el convenio firmado con Ecuador por USD 10,200MM: USD 4,200MM vendrán directamente del FMI y USD 6,000MM serán de bancos multilaterales. El objetivo de este convenio es brindar asistencia financiera y apoyo a las políticas económicas del gobierno ecuatoriano en los próximos tres años.
De acuerdo con las previsiones macroeconómicas del Banco Central, la fabricación de metales y productos derivados del metal tendrá un crecimiento del 1.3% en el 2018 y se acercará al 0.6% para el año 2019. La industria metalmecánica representa el 11.6% del PIB manufacturero y el 0.76% del PIB general, en 2018.
La sub-industria metalmecánica es uno de los principales componentes de la industria manufacturera y de la economía ecuatoriana en general por su contribución como insumo; con un importante componente de valor agregado para otras industrias y el aporte social que genera a través de la creación de fuentes de empleo. Se estima que esta sub-industria genera alrededor de 80M empleos directos y 400M indirectos.
El desarrollo del sector metalmecánico en Ecuador ha sido históricamente un componente estratégico para promover la producción nacional y depender en menor medida de las importaciones de materia prima y producto terminado; este sector mantiene una balanza comercial deficitaria. Las exportaciones promedio de esta sub-industria llegaron a USD 330MM anuales.
Según la Federación Ecuatoriana de Industrias del Metal (Fedimetal), el sector metalmecánico tiene alto potencial de sustitución de insumos: un 80% de bienes de capital importados, un 30% de los productos derivados del metal y un 23% en los metales comunes importados. Una mayor inversión en tecnología, incremento de la demanda local, entre otros factores, podrían consolidar el mercado nacional y así disminuir las importaciones y mejorar la oferta exportable con productos de calidad que cumplan con certificaciones nacionales e internacionales.[2]
De acuerdo con Fedimetal existen aproximadamente veinte empresas que producen cierto tipo de acero a escala nacional. No obstante, seis empresas controlan la gran mayoría del mercado. Al mismo tiempo, cerca de veinte mil instituciones lo utilizan como materia prima para el sector agrícola, constructor, alimenticio, hidroeléctrico, maderero y textil.
El sector está expuesto a los cambios cíclicos de la economía tal y como se observa en el gráfico 1, y mantiene una correlación positiva frente al PIB.
Además, la industria depende en gran proporción del precio del acero, el mismo que tuvo una tendencia al alza hasta septiembre-2018, influenciada por la tensión entre las relaciones comerciales de Estados Unidos y China. Para 2019 y 2020 se prevé que el precio del acero en bobinas laminadas, que se usa como materia prima para varios productos de acero, se estabilice alrededor de USD 554, lo que representa una reducción frente a los 2 años precedentes.
De acuerdo con Fedimetal, la producción latinoamericana de acero laminado ha incrementado interanualmente un 3% a octubre-2018.[3] En lo que respecta a Ecuador, la producción total en toneladas tuvo un incremento del 4% en relación con octubre-2017 y la exportación de productos de acero fue 44% superior, considerando productos largos, planos, tubos sin costura y terminados.
Con respecto a la construcción, esta se ha visto afectada no solo por la fluctuación del precio del petróleo, que provoca menos ingresos económicos al país, sino también por factores como la reducción en la inversión en infraestructura pública y el deterioro del entorno operativo. El subsector de la construcción decreció en los últimos años, y se espera que el crecimiento de esta industria vaya de la mano con el desempeño de la economía en los próximos años.
Cabe mencionar que el Ministerio de Comercio Exterior mediante Registro Oficial 482 del 7 de mayo de 2019, resolvió someter a vigilancia a los embarques de hierro y acero durante un período de doce meses. Para ello, los importadores de estas materias primas deberán contar con cierta documentación que deberá ser presentada de acuerdo con la subpartida arancelaria que le corresponda.
[2] http://www.ekosnegocios.com/Negocios/verArticuloContenido.aspx?idArt=9276
[3] http://fedimetal.com.ec/federacion-ecuatoriana-de-industrias-del-metal/informacion-actualizada/